lunes, 26 de septiembre de 2011

"Todo lo que nos pasó son tesoros preciados"


Después de las “Crisis”, se vienen los “Desafíos”. Las Pastillas del Abuelo llegan el próximo 30 de septiembre al Orfeo Superdomo de Córdoba con su nuevo material. Crónica Rock estuvo con ellos.

Por Javier García

Fotos: Martín Dubovich

La entrevista con Las Pastillas del Abuelo (LPDA) se realizó en el barrio del Abasto, en la sala que la banda utiliza para los ensayos y donde actualmente está terminando de grabar su nuevo disco, “Desafíos”. LPDA son Juan “Piti” Fernández, voz y líder, Diego “Bochi” Bozzalla (guitarra y coros), Fernando Vecchio (guitarra), Alejandro Mondelo (teclado y coros), Santiago Bogisich (bajo), Juan Comas (batería) y Joel Barbeito (saxo y coros). Piti, Bochi y Fer charlaron con Crónica Rock, mientras el resto de los chicos escuchaban la primera toma de lo que, en pocos meses, saldrá a las calles, el sucesor de “Crisis”; en realidad el complemento, según indicaron ellos mismos.

-¿Cuáles son las sensaciones después de un nuevo Luna Park? ¿Qué tuvo de distinto este show?
(Piti) -Hacía mucho que no tocábamos porque estábamos grabando. La energía del primero estuvo zarpada, esperamos mucho las fechas en Capital. Ahora pasarán otros tres meses para presentarnos acá. Cuando hay mucho tiempo entre shows la gente y nosotros extrañamos, se extraña esa energía.

-¿Siempre fue sinónimo de fiesta el público de Las Pastillas?
(Piti) -Sí, se genera muy buena energía.
(Fernando) -Compran globos, cotillón, hacen toda una movida festiva. Parece un cumpleaños de 15.
-Y cuando ven eso, ¿qué piensan?
(Fernando) -Todo es energía. Uno tiene que canalizar eso y devolverlo. La pasamos muy bien en los recitales, los de abajo, que saltan y agitan, y nosotros, que estamos ahí.
(Piti) -En el último Luna Park hicimos cinco temas de cada etapa pastillera. Cinco temas inéditos, cinco temas del primero, cinco temas del segundo y así con todos los discos, e incluimos dos discos del tema que viene. Una revisión del pasado, lo que es el presente y también el futuro. La gente lo tomó, lo entendió y lo sintió. Muchos son los que conocen la historia de la banda.

-Hay bandas que ya son pastilleras. ¿Cómo siente ser los iniciadores de todo un estilo?
(Piti) -No sé si de un estilo. Es raro, porque todavía nos veo a nosotros influenciados, más que influenciando a los otros. Si podemos tener bandas amigas, más allá de influenciarlas, mejor. Le robamos un poco a Mamá Chavela, también hay ideas compositivas de bandas amigas. Creo que somos nosotros los influenciados por ellos.

-¿Se sintieron alguna vez prejuzgados? Como por ejemplo, “No, esta es una banda para minitas”.
(Fer) -Encasillar te limita pero, por otro lado, te ayuda. Es natural que un montón de gente para digerirte te encasille en algún lugar. Pero nosotros nunca nos encasillamos, esa es la nuestra. Hay gente que prefiere decirnos que somos una banda de rock barrial y está bien, otros dirán otra cosa y también está bien. Otros pueden decir que somos una banda folclórica y nos parece bien.
(Piti) -Creo que desde el primer disco hasta el último, fuimos muy criticados. Ayer sacaba la cuenta, en “Por colectora” nos decían que no éramos una banda de rock, sino una banda de candombe. Con “Disco Rojo” nos dijeron que la voz estaba muy rota y que nos habíamos subido al caballo. En “Crisis” que dejamos de contar historias y nos volvimos con letras muy rebuscadas. En “Versiones” que no hacíamos temas nuevos, que era prácticamente un choreo. Y en “Desafíos” que, como componemos temas políticos, nos olvidamos de las demás áreas. Yo le llamó el “síndrome del jugador”: todos quieren ganar, pero las personas frecuentemente lo juegan para perder. Hay fans que nos critican de manera respetuosa, genuina y positiva, y hay otros que alimentan el amor que sienten por LPDA en base a problemas y decepciones. Atrás de la decepción encuentran otra vez el momento para amarnos. Les funciona decepcionarse a cataratas para después sentir el amor de nuevo. Son diferentes tipos de funcionamiento, a nosotros lo que nos sirve es hacer lo que tenemos ganas, lo que nos da placer. Después hay distintas maneras de recepcionarlo.

-La masificación amplió ese abanico, ¿no?
(Piti) -Claro, hay tantos mundos como personas. No tenemos por qué estar todos de acuerdo.

-“Crisis” es un disco bisagra de la banda, hubo un cambio de estilo, con un título muy fuerte. ¿Qué quisieron simbolizar?

(Piti) -El día a día. Toda la experiencia humana está compuesta por “Crisis” y “Desafíos”. “Desafíos” viene un poco a complementar el trabajo de “Crisis”. En “Las crisis según Einstein” hay un párrafo que une ambos conceptos como componentes esenciales de la experiencia de la vida.
(Fer) -Me acuerdo que habíamos buscado el significado y decía: “crisis: oportunidades”. Y uno nunca lo ve así. Vos decís crisis y lo asociás a problemas, sufrimientos, ver cómo se falla; mientras que en el diccionario dice “oportunidades”. Si te lo ponés a pensar es así. De cada crisis podés superarte o perder esa oportunidad. Era una ocasión que teníamos nosotros para sacar afuera lo que nos pasaba y ahora eso se ha convertido en “Desafíos”.
(Piti) -El nuevo disco podría llamarse oportunidades, para complementar “Crisis”, pero nosotros tenemos un tema que se llama “Los oportunistas” y claramente habla de otra cosa. Por eso se buscó una especie de analogía que devino en “Desafíos”, pero como obra conceptual se plantean los dos juntos.

-¿Y cómo son estos días antes de que salga el disco?
(Piti) -Está bueno grabar. Tiene algo muy loco. Se escucha todo, cada respiración, cada desacierto; hay mucha nitidez y eso está buenísimo. Después, en el vivo, hay otra energía. Además está la idea de que grabas una obra y eso queda para siempre, es místico. Eso agrega toda una tensión y otro tipo de sustancia en las venas que está buenísimo.
(Bochi) -Se disfruta mucho el estudio. Además no es lo cotidiano. Uno no entra todos los días a grabar un disco. Creo que disfrutamos mucho esta experiencia de grabación, como lo hicimos con las anteriores. Sin embargo, esto lo estamos haciendo en un lugar que es nuestro y eso le da otro valor, otra tranquilidad. Cada uno haciendo cosas distintas, pero escuchando. Hace que estemos más juntos.

-Este disco no lo están grabando como una banda que cuenta la plata para pagar las horas de estudio, sino más tranquilos…
-La tecnología tiene mucho que ver también, si tenés una bruta compu o un buen micrófono, cosas que cualquiera puede llegar a comprarse sin gastos tremendos de guita, lo podés grabar vos mismo en tu casa. Hoy nos convenía traer todos los equipos para esta sala y vivir la experiencia acá. Es tu sala, entrás, salís, venís todos los días; te cansás y salís de nuevo. Nadie te corre como en un estudio.

-Cuando uno habla de Las Pastillas y sus comienzos no puede dejar de nombrar a “La 20”. ¿Cómo es la relación hoy con ellos?
-Ahora vienen pero al camarín. “La 20” en realidad son amigos míos y de Ale, el tecladista. Compañeros de la primaria y de la secundaria, del Mariano Acosta. Fuimos todos al mismo colegio. Algunos se fueron sumando más tarde, somos alrededor de 15 pibes. Entonces, cuando teníamos 16, 17, 18, 19 y tocábamos, siempre venían a agitar. Junto con Los Farsantes, que son la banda de Bochi, pero ellos no hacían tanto barullo. Estos hijos de puta robaron un matafuego, se chorearon un dulce de leche de 5 kilos; hicieron disparates y se ganaron mala fama.

-Si los metemos a todos en un auto y vamos por una ruta, ¿qué les trae el espejo retrovisor?
(Piti) -Qué increíble (piensa). Hay una visión oriental de lo que es el caminar la vida, que dice que uno está yendo para atrás, uno no sabe qué es lo que va a venir y siempre está mirando lo que pasó. Yo no sé si es lo que dejamos atrás o lo que tenemos por delante. Es como ese árbol que nos impide ver el bosque. Está más adelante que atrás. Atrás está lo que no veo y lo que no veo es el futuro. Pero sí, todo lo que nos pasó son tesoros preciados. Así los quiero interpretar, aun los momentos difíciles. La verdad es que es un tesoro.

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